Soul / Rhytm and Blues /
Nick Waterhouse nos pone ante el espejo el soul más primigenio; para que nos veamos reflejados en él con la mayor de las durezas y la más rigurosa desnudez... algo de eso hay en "Holly", su segundo trabajo tras aquel espectacular discazo de debut que fue en el 2012 su "Time’s all gone".
El de San Francisco nos trae de nuevo su propuesta de soul y rhythm and blues, continuando la rotunda línea por la que apostaba en aquel primer trabajo. Eso sí, en este segundo disco, el resultado parece más pulido, más técnico, lo que lo hace menos vintage pero también mucho más personal, más firme, más propio, sin renunciar en ningún caso a esa calidad de sonido garaje que Waterhouse parece buscar.
Es el fondo y el estilo. Es moverse entre la luz y la oscuridad con la indiferencia del seguro de sí mismo. No hay sentimentalismo, su voz transmite los sentimientos desde una aparente asepsia, que lo hace más duro aún, y más sentimental, en realidad... es un narrador de la realidad y la golpea y desgarra como sólo puede hacer uno de esos polis de cine negro; sólo que Nick todo eso nos lo transmite con una música traída de otra época e interpretada de una forma magistral.
Hay mucho de humo, del soul que existía antes de la inundación del Rock and Roll, de esa música negra de mediados de los cuarenta... recuperada ahora por un curioso chico blanco, de aspecto fino y educado, bien vestido y de buenos modos... Nick Waterhouse se mueve como pez en el agua en una música de siempre, en un soul auténtico y fresco, sudoroso y libre a la vez... Su "Holly" es Soul y Rhythm and Blues en mayúsculas, de ése que no se olvida. Discazo.
Que lo disfrutéis...
Nick Waterhouse nos pone ante el espejo el soul más primigenio; para que nos veamos reflejados en él con la mayor de las durezas y la más rigurosa desnudez... algo de eso hay en "Holly", su segundo trabajo tras aquel espectacular discazo de debut que fue en el 2012 su "Time’s all gone".
El de San Francisco nos trae de nuevo su propuesta de soul y rhythm and blues, continuando la rotunda línea por la que apostaba en aquel primer trabajo. Eso sí, en este segundo disco, el resultado parece más pulido, más técnico, lo que lo hace menos vintage pero también mucho más personal, más firme, más propio, sin renunciar en ningún caso a esa calidad de sonido garaje que Waterhouse parece buscar.
Es el fondo y el estilo. Es moverse entre la luz y la oscuridad con la indiferencia del seguro de sí mismo. No hay sentimentalismo, su voz transmite los sentimientos desde una aparente asepsia, que lo hace más duro aún, y más sentimental, en realidad... es un narrador de la realidad y la golpea y desgarra como sólo puede hacer uno de esos polis de cine negro; sólo que Nick todo eso nos lo transmite con una música traída de otra época e interpretada de una forma magistral.
Hay mucho de humo, del soul que existía antes de la inundación del Rock and Roll, de esa música negra de mediados de los cuarenta... recuperada ahora por un curioso chico blanco, de aspecto fino y educado, bien vestido y de buenos modos... Nick Waterhouse se mueve como pez en el agua en una música de siempre, en un soul auténtico y fresco, sudoroso y libre a la vez... Su "Holly" es Soul y Rhythm and Blues en mayúsculas, de ése que no se olvida. Discazo.
This is a Game
Dead Room
Que lo disfrutéis...